Pista Nacional de Remo – Tigre (2008)
Asociados: S. Arzani, S. Boffi, P. Sardin, J. P. Valeros, S. Volpe
El sitio fue comprendiéndose a través de preguntas.
¿Qué consecuencias trajo el surgimiento de grandes extensiones de barrios cerrados en el crecimiento de Tigre en cuanto a la tensión generada entre público y privado? ¿No debería acaso leerse Tigre como una suma de fragmentos compuestos por antinomias: conexiones y barreras, espacios verdes naturales y artificiales, lugares de atracción y exclusión, ciudad abierta y cerrada, tierra y agua…?
¿Cuál es la razón de ser de este terreno vacante aislado en medio de la reciente proliferación de barrios cerrados en el Partido de Tigre y frente a un espejo de gran potencial no sólo en cuanto a lo paisajístico sino a su atracción como espacio deportivo?
El área, preservada de ser destinada a otro emprendimiento inmobiliario de viviendas cerradas, se alza con la oportunidad de convocar a toda la población del Tigre con un sentido de participación comunitaria. Debe devolverle a ella el espacio público sustraído y lograr conformar una identificación común en sus habitantes más allá de los característicos clichés que alimentan el esporádico turismo de fin de semana. La idea del parque surgía entonces como respuesta de espacio cívico por excelencia, de manifestaciones sociales y territorio lúdico y recreativo.
La densidad fue un aspecto condicionante al comenzar. Densidad poblacional del contexto y densidad a construir en el Área Objeto. El FOS deja en evidencia en primer lugar que el espacio libre será preponderante en este sitio; por lo tanto: ¿cómo configurar un extenso vacío o parque en una zona de muy baja densidad y grandes dificultades de acceso? ¿De qué manera se generarían tensiones dentro del mismo para atraer a un público que logre establecer apropiaciones y relaciones de uso e identidad? La longitud del área sugería un parque lineal que poco respondía a estas cuestiones. Se comenzó entonces a vislumbrar la idea de un parque fragmentado con una serie de zonas con programa cubierto y áreas verdes como fuelle. Se aprovecharon las postas de 250 metros de la Pista Nacional de Remo para generar un ritmo que unificara todo el parque. Esta distancia respondía a las dos formas de recorrerlo: vehicularmente a gran velocidad por el camino de los remeros primordialmente, y peatonalmente en segundo lugar.
Ahora bien, ¿cómo materializar el parque? La pregunta comenzó a ser respondida incluso antes de ser formulada, el primer día de visita del terreno. El paisaje ya existía en aquel lugar, y había crecido libremente. Gran variedad de flores, plantas y árboles se expandían por doquier y no necesitaban más que senderos y pequeños estares que permitieran interactuar con ellas. El jardín botánico de intervenciones mínimas fue entonces comenzando a cobrar fuerza.
¿Qué tipo de relaciones se deberían generar con la pista de remo al interponerse una vía de circulación rápida semejante a una autopista? Los retiros obligatorios y las reglamentaciones sobre el espacio aéreo determinaron que la comunicación sería preponderantemente visual. Se decidió trabajar con una topografía artificial -en contraste con la naturaleza preexistente- que permitiera elevarse, ganar visuales, y evitar la cercanía con los autos. Se intenta también reducir la escala del parque generando una sucesión de recintos de menor escala. Los taludes materializan tribunas hacia el canal y los muros delimitan espacios de recreación y circuitos deportivos hacia el lado de los barrios. Algunos espejos de agua incluso delimitan los conjuntos de edificaciones en pequeñas penínsulas artificiales. Hacia la Pista Nacional de Remo se intentó generar cambios de escalas y perspectivas mediante desniveles, quiebres y arboledas para proponer diversos usos y aproximaciones.